Colonización populista del Poder Judicial

Flor María Yáñez Álvarez

Cuando se anunció que el “pueblo” elegiría a los jueces por voto directo, algunos celebraron un presunto avance “democrático” encaminado a romper el pacto “oligárquico” del Poder Judicial. Este acontecimiento sería un acto de justicia histórica… por lo menos eso pensaron -y piensan- muchos de la 4T.2, y otros cuantos.

Hubo poca respuesta del electorado y quienes estaban “entusiasmados” por ejercer su derecho/obligación al voto, es probable que sólo hayan abonado a iniciar una transferencia vertical del poder, disfrazada de participación democrática. Cada día que vemos los avances del Instituto Nacional Electoral (INE) en el conteo de los votos, nos damos cuenta de que, esta desmantelación judicial no fue para entregarla al pueblo, sino para someterla a la ideología facciosa del poder en turno. Las masas sólo fueron utilizadas para los fines ideológicos de un proceso diseñados desde arriba.

Los, las y les candidates usaron medios, redes sociales, pedagogía política y movilización discursiva para convertir la reforma judicial en una causa popular. Esta sólo condujo a la colonización populista del Poder Judicial, diluyendo su función de contrapeso y su independencia. Ahora, la “élite” judicial será reemplazada por una “élite” partidista bajo el disfraz del “pueblo”. En la mayoría de los casos, ganaron no los más preparados técnicamente para el puesto, sino lo más populares, los más bonitos y los más leales a cualquier partido político que los respaldó.

La elección de integrantes del Poder Judicial requería mucho más que una urna: necesitaba una ciudadanía madura, deliberación libre y una cultura de límites al poder, no de culto a su concentración.

Tristemente, no habrá transformaciones estructurales al sistema judicial, no cambiará el marco político-económico que lo sostiene; no habrá una democratización real del acceso a la justicia, -que era lo que se requería-, la corrupción y la precaria atención a la demanda en las fiscalías y la policía, continuará. Lo único que cambiará, son los títeres de la “chamba” judicial, que es muy probable que sean peores de lo que había. Lo que sucedió el primero de junio fue tan sólo la ilusión de una participación democrática, pero sin fondo. Como diría Simone Weil, pudiera parecer un acto libre cuando en realidad, es solo un simulacro dentro de estructuras que siguen siendo opresivas.

Lo que realmente ocurrió este domingo no fue democracia, sino la utilización del pueblo para legitimar el populismo -valga la “rebuznancia”-. AMLO -Tsé y Sheinbaum-Tung dirían: tan sólo “Ganó el pueblo justo y bueno”. Le parezca o no, lo ocurrido, fue una colonización populista del Poder Judicial. Y vendrán cosas peores, dicen por ahí…

Con información de El Sol de México